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sábado, 3 de marzo de 2012

Hasta las narices del mundo


¿Quién no ha pensado alguna vez en perderse? Desconectar de tanta conexión, infoxicación y ruidos varios... El nuevo cómic que está ultimando Max -se titula Vapor-, va de "un tipo que está hasta las narices del mundo y se va al desierto". Tiene lógica. Dónde mejor que en el desierto para estar solo. Pero no es tan fácil dejar el mundo atrás si no sueltas todo el lastre antes de partir. Parece que algo así le sucederá al protagonista. Todo le persigue. "Viene a ser como las antiguas historias de los anacoretas, que se iban a buscar a dios y lo que se encontraban era al diablo tentándolos", explica Max.

En vez de tentaciones, contra lo que luchará su nuevo personaje será contra las distracciones, que para el autor son el gran mal del mundo de hoy, "toda la tontería que hay por todas partes, que no nos deja quedarnos un rato a solas con nosotros mismos para ver qué hacemos con nuestra vida".


Todo esto y más lo cuenta el propio ilustrador y autor de historietas en un reportaje sobre la exposición Panóptica, una retrospectiva de su obra desde 1973 a 2011 que está en el Instituto Cervantes, en Madrid, hasta mediados de mayo.

A mí me han entrado ganas de releer Bardín el Superrealista, un cómic que me chifla supongo que por mi vena surrealista. Ya lo he rescatado de la estantería: "Ojos y más ojos. No hay intimidad en el mundo superreal".

Y espero conocer pronto al anacoreta urbanita de Vapor que, será por mi vena mística, presiento que también me va a encantar.